Ser y parecer la mejor es una de las bases para superar sin sobresaltos una entrevista de trabajo. El lenguaje corporal habla de nosotras y cuidarlo es fundamental.
La apariencia física, la vestimenta, el lenguaje corporal, el nivel de comunicación y la actitud, constituyen algunos de los aspectos a tener en cuenta a la hora de presentarte en una entrevista de trabajo. Saber cuidar cada detalle es fundamental para sortearla sin dificultades.
Vender tus habilidades y las capacidades que te hacen ser la mejor para el empleo, es el objetivo de la entrevista. El lenguaje corporal habla de vos y demuestra si estás siendo sincera y coherente con tu relato, si mentís, si fingís algo que no sos o si estás intentando agradarlo de manera exagerada; tus gestos lo reflejan y quien está del otro lado puede verlo.
Dominar el lenguaje corporal implica una serie de estrategias, gestos y posturas que revelan detalles de tu personalidad. Una de las primeras es llegar en hora y estrechar la mano de la persona que te entrevistará de manera firme y segura.
Mantener en todo momento el contacto visual con él (o ella), es sinónimo de atención y respeto. Nunca debés sentarte antes de que te lo indiquen; al hacerlo, apoyá los pies en el piso para sentirte más segura y con confianza, y evitá realizar movimientos que denoten nerviosismo o ansiedad.
La posición de las manos dice mucho, por lo que tener las palmas a la vista es sinónimo de sinceridad, franqueza e inocencia, así como caminar erguida lo es de confianza y seguridad en vos misma.
Evitar los gestos que demuestren fragilidad o confusión y no entrar en polémicas es el gran desafío. Realizar ademanes con tus manos, tocarte la nariz, los ojos o las mejillas suele indicar la presencia de mentiras, dudas, rechazo, aburrimiento, inseguridad o nervios.
Tener una actitud positiva, optimista y no descuidar ninguno de estos aspectos hará que tengas una excelente entrevista y causes una agradable impresión.