Dicen que el trabajo es salud, pero muchas veces puede ocurrir a la inversa. En muchos trabajos los empleados se ven agotados, desmotivados, y frustrados, esto lleva a sufrir estrés laboral y otros males psicológicos y físicos. Por lo tanto, nuestro trabajo puede afectar nuestra salud.
Los síntomas más comunes son fatiga, dolor de cabeza, dolor de cuello y espalda, sensación de agobio, problemas oculares, falta de concentración, o gastritis. Si sufres alguno de estos síntomas probablemente estés padeciendo estrés laboral, por causas tan variadas como falta de autonomía, sobreexigencia, e inseguridad en cuanto a las condiciones laborales.
Uno de los factores más influyentes en el estrés del trabajo es la figura del líder. Nuestro jefe debe estar capacitado para delegar las tareas a la persona correcta. Si le encarga un trabajo a una persona que está por debajo de la capacidad para realizarlo, lo único que lograra es sobreexigir al empleado, y desmotivarlo cuando no lo pueda realizar.
Además esto lleva al empleado a trabajar más tiempo, por temor a ser despedido o por el miedo a fracasar, lo único que se lograría es estresarlo. El líder debe saber a quién darle cada labor y tener un tacto especial al momento de pedir algo.
Otro factor importante es el entorno, el clima laboral. Es clave tener una buena relación con nuestros colegas, para sentirnos más cómodos durante la jornada laboral. Así los días serán más amenos.
Muchos entornos laborales reflejan un clima muy “hostil” por parte de los compañeros y jefes, promoviendo la competencia excesiva y las inseguridades. Lo mejor en estos casos es intentar relajarse y consultar con un profesional.
Lograr relajarnos y trabajar en un entorno agradable afectará positivamente nuestra salud, por lo que debemos día a día preocuparnos por lograr generar este ambiente en nuestro trabajo.
Cómo adaptarse a un nuevo trabajo
Si hay un día duro en el trabajo, seguramente ese es el primer día, cuando recién llegamos como nuevos empleados. Siempre es un poco difícil al principio, si no estábamos trabajando antes debemos adaptarnos a la vida laboral, los horarios, la rutina. Y si venimos de otra oficina, debemos olvidarnos las normas de nuestro antiguo trabajo para lograr empezar de cero y adaptarnos a una nueva cultura organizacional.
Esto claro que es muy estresante, y debemos tenerlo en cuenta al momento de incorporarnos a un nuevo empleo. Aquí, algunos consejos para sobrellevar la situación de la mejor forma posible y lograr adaptarnos al nuestro nuevo trabajo.
El primer día debemos legar bien temprano, un tiempo antes. Esto servirá para ambientarnos en el lugar, saludar a nuestros colegas, presentarnos, conocer el edificio, y sobre todo para dar una buena imagen.
Es importante entablar relación con nuestros colegas, lucir como una persona amigable y procurar interesarnos por todos los empleados de la empresa, ya que con ellos trabajaremos todos los días. Además nos servirán de gran ayuda para adaptarnos.
Debemos preguntar todo lo que sea necesario. Es preferible preguntar a cometer errores futuros o quedarnos con la duda. Además, es entendible y esperable que haya cosas que no sabremos, por lo que no tengas miedo en preguntar.
En el espacio de trabajo es bueno comenzar con orden y organización, sobre todo si lo debemos compartir con algunos compañeros. Esto facilitará nuestro trabajo y evitará malos entendidos.
Observemos todo a nuestro alrededor: nuestros compañeros nos dirán mucho de la empresa y nuestro nuevo trabajo. La forma en que se visten, cómo trabajan, sus horarios, las condiciones del lugar. Todo nos proporcionará información y nos servirá para adaptarnos. Cuantas más cosas logremos incorporar, más fácil nos resultará adaptarnos al nuevo trabajo.