Seguramente si hace tiempo que te mantienes en el mismo trabajo sentirás que es momento de pedir un aumento de sueldo. Generalmente cuando trabajamos duro esperamos ver un reconocimiento por parte de nuestros superiores. Pero si el tiempo pasa y este reconocimiento no llega, entonces es momento de poner manos a la obra.
Primero debemos poner en la balanza todos nuestros logros y compararlo con las cosas que quizás nos fue imposible lograr, lo principal es que estemos seguros de merecer un aumento. Además, un factor importante es el tiempo que estuvimos trabajando en esa empresa; no se puede pedir un aumento antes de los diez meses de trabajo, como mínimo. Una vez que haya pasado un tiempo prudente y estamos seguras nosotras mismas, es hora de acudir a nuestro jefe y plantearle la situación.
Podemos acordar una entrevista, eso es fundamental, ya que si pretendemos ir en cualquier momento a hablar de un tema importante como este, es probable que no nos pueda prestar la suficiente atención a causa de las obligaciones diarias.
Una vez allí le debemos explicar el porqué de nuestro pedido y las razones por las que creemos que merecemos este aumento.
Claro que eso no es lo más difícil: una vez que terminemos nuestro discurso recibiremos su respuesta. Y, como sabemos, puede ser positiva o negativa. En caso de que nos digan que por el momento no recibiremos ningún aumento, no debemos alarmarnos; nosotras ya le planteamos nuestros deseos, así que seguramente al poco tiempo los tendrá en cuenta.
Si en cambio pasa el tiempo y no recibimos noticias sobre nuestro pedido, allí tendremos que evaluar si verdaderamente era necesario. En caso que así lo fuera, que sintamos que lo merecemos y aún así no nos dan el aumento, deberíamos considerar seriamente si vale la pena seguir en una empresa donde no toman en cuenta nuestras inquietudes. Pero este es un último recurso, pues tampoco es necesario generar rispideces en nuestro ambiente de trabajo, menos si nos sentimos a gusto allí.